Hay ideas que aparecen a las tres de la mañana. No se anuncian, no esperan. Simplemente llegan, se te meten en la cabeza y no te dejan dormir. Antes, ese tipo de impulsos quedaban en el aire o en alguna nota mental que se perdía al amanecer.

Hoy, gracias a herramientas que eliminan la fricción y permiten programar de manera ligera, puedo levantarme, probar una idea, testear su viabilidad y hasta generar un modelo funcional que luego presento al equipo.

Ahí es donde entra una nueva forma de programar que está ganando espacio: vibe coding.

¿Qué es el vibe coding?

No es una técnica formal ni una metodología. Tampoco un reemplazo de las prácticas profesionales de desarrollo. Vibe coding es una forma de programar en estado de flow, sin estructuras pesadas, sin levantar un proyecto entero ni tener todo planificado.

Es dejarse llevar por la intuición para escribir código de forma espontánea, con el único propósito de explorar, descubrir o destrabar una idea.

¿Para qué sirve? Lejos de ser una alternativa al desarrollo tradicional, el vibe coding funciona como una herramienta complementaria. Sirve para momentos puntuales como:

• Revisar un comportamiento inesperado
• Probar una posible solución rápida
• Explorar una nueva tecnología sin montar todo un entorno
• Perfeccionar una función o parte de un flujo más complejo
• Modelar una propuesta que después será formalizada en equipo

El objetivo no es construir una aplicación completa ni reemplazar procesos formales, sino ayudar a pensar, anticipar o comunicar mejor una idea técnica.

Plataformas para dejarse llevar. Hoy existen entornos que hacen posible este tipo de sesiones espontáneas. Algunas de las más útiles son:

• Cursor, un editor con inteligencia artificial integrada que entiende el contexto y sugiere sin interrumpir.
• Claude.ai, una IA conversacional que ayuda a pensar en código, rebotar ideas o estructurar un enfoque.
• Firebase Studio, la más reciente, que permite construir interfaces y lógica sin arrancar desde cero.

Estas herramientas no solo reducen la fricción técnica, sino que invitan a experimentar, validar y luego pasar a lo serio con más claridad.

Para quienes están empezando. Es importante dejar algo claro: vibe coding no reemplaza la lógica de programación ni el aprendizaje estructurado. Tampoco suplanta la lectura crítica del código ni la comprensión profunda de cómo funcionan las cosas. Se trata de un recurso más, útil para ciertos momentos, pero que debe usarse con criterio.

Quienes están aprendiendo a programar deben ver estas herramientas como un complemento, no como un atajo. Antes de explorar, hay que tener bases. La creatividad sin fundamentos puede ser estimulante, pero no sostenible.

Vibe coding nos da una nueva forma de interactuar con el código: más libre, más rápida, más intuitiva.

Pero no hay que confundir libertad con desorden, ni rapidez con superficialidad.

Las buenas ideas siguen necesitando equipo, tiempo, depuración y documentación. La IA puede ayudarnos a pensar y explorar, pero no reemplaza el trabajo colectivo ni el conocimiento profundo de lo que estamos construyendo.

Usémoslo, sí. Pero con responsabilidad, y siempre como parte de un proceso más grande.